¿Acaso tienes dudas respecto a tus propios deseos?
Caía la noche pero esta vez eran los siguientes. Las semanas de espera llegaban a su fin. La puerta del apartamento que se había construido en una sola altura, en un solar en medio de la ciudad, estaba a punto de abrirse para ellos. La Cosa les esperaba.
Durante los largos y lentos días que se habían sucedido desde que se pusieron a la fila, las discusiones por ver quién entraba primero de los dos, habían sido constantes. Al final, la suerte de una moneda al aire decidió que fuese ella la primera en pasar.
La puerta se entreabrió. De nuevo el hedor que impregnaba el aire, de nuevo la luz blanca que se desparramaba fuera del apartamento. La pareja se miró por unos segundos con lágrimas en los ojos. Se despreocuparon de los impacientes rostros alineados detrás. Tras un cálido beso ella se dirigió hacia la puerta. Su cojera…
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