Colaboración de Madre G.
Espera abrir un blog con sus relatos próximamente.
Mi uniforme me sigue dosificando un fuerte analgésico.
Hay una colonia de pequeños animales parecidos a cangrejos que vive en la herida de mi costado. Cada vez que reviso la herida sale pus y pequeños crustáceos.
Un chip de impulsos hace que siga marchando independientemente si estoy dormido o despierto.
Dudo que el rifle tenga más de un cuarto de cargador de municiones, aun así mis brazos se niegan a soltar el arma.
Sigo marchando sin detenerme desde hace 27 horas, y no he visto otro ser vivo.
Aun debo de capturar la base. Según el curso de capacitación que tuve hace un millón de años esta base está sola en un planeta yermo y sin más vida inteligente que aquella base y yo.
Mi nave fue derribada del otro lado del planeta y ahora mi uniforme me arrastra a una batalla pírrica.
Anhelo el descanso, pero no hay tiempo para ello.