Susana se merendó mi galleta. La muy cínica me dejó una nota que decía:
Si buscas la media galleta no se donde está. La puse en mi boca y desapareció misteriosamente.
Atte. Susy
No la voy a perdonar, esa galleta era importante para mi. Tome el frasco de veneno y la brocha de maquillaje preferida de ella. Unté el veneno en el teclado de su ordenador, a ella le gusta comer en su escritorio.
Ahora está muerta.
Todos creen que fue su novio, el otro día se comió una pizza completa y no la compartió.

Muy bueno la verdad!! El detalle de la foto «Excelente»
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Gracias y en serio no se coman mis galletas.
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Caray, como se las gasta ; )
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Su cinismo es sorprendente.
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Hay maldades en este mundo que son imperdonables jajajaja muy bueno
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Esa media galleta tenia valor sentimental.
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Y luego dicen que soy yo el peligroso que desaparece a los que le dañan. Es el cerdito la mala influencia, ya decía yo.
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Eso cuenta como confesión.
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Nah, al cerdito se le nota la inocencia hasta cuando dice que mató a su compañera de trabajo. A ti se te ve la malicia, Dany.
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¿Quien hablaba de compañeras de trabajo? Además yo comencé a envenenar por consejo de Daniel ¡La mala influencia es él!
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Ups, es que sentí en tu relato una vibra muy godínez no sé por qué. Como de esos micro-epi-dramas de oficina.
Jaja sí, yo concuerdo en que la mala influencia es siempre Daniel.
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Las oficinas cuentan con dramas tan pequeños y singulares que son una bendición.
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A grandes males, grandes remedios…bien aplicado!
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Tú si me entiendes…
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