Soy el Dios de la lluvia.

Tardé mucho en darme cuenta de mi poder, al igual que todos los dioses soy inicialmente inconsciente de mis cualidades celestiales y tengo el mínimo conocimiento de mis orígenes.ismael-francisco032-580x368

Solo es cuestión de estresarme o relajarme mucho. En cuanto me relajo la lluvia comienza a caer; no importa el mes, la ciudad, el clima local o el estado del tiempo[1] en cuanto me comienzo a relajar la lluvia cae.

Las precipitaciones me persiguen a donde quiera que voy y dependen completamente de mi estado de ánimo, a veces la melancolía hace que caigan gotitas suaves y frías a un ritmo lento y agradable. Cuando me emociono he ocasionado tormentas que derrumban casas y árboles. Mi furia ha causado sequías enormes y un buen chiste a lavado la ciudad más de una vez.

Así que ahora me rento para anular sequías, reabastecer lagos, humedecer regiones y garantizar días soleados. Cuando invadieron mi país decidí que no quedaría impune. Logré que alguien me llevara hasta el Huang He[2] y comencé a rabiar. Mantuve seco el valle de China durante seis años, nada mejoró.  Luego me trasladé a la costa y destruí sus puertos con el ímpetu del mar, nada mejoró. Regresé a mi aldea natal y la transformé en el lugar más próspero agrícolamente del mundo, nada mejoró.

Al final mi jugar con el estado del tiempo costó mucho: Todos los continentes desequilibraron su clima, entraron en el caos y cuando descubrieron que fue por mi culpa bombardearon China. Y todo mejoró.

En especial porque yo estaba cómodamente en la India viendo a esos chinos volar por los aires, además conocí al dios de los sándwiches y ahora hacemos llover bocadillos. De todos modos… ¿A quién le importa el equilibrio del clima?

[1] Cosas que son realmente diferentes.

[2] Rio Amarillo

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