Organillero. m. Persona que toca el organillo|| Aquel que se dedica a girar una manivela para generar música por medio de un organillo.
Para cuando los organilleros volvieron a estar de moda, no quedaba ninguno.
Aquellos hombres con uniforme caqui y organillo al hombro habían desaparecido, victimas de una ciudad cada día mas ruidosa, con sus tiendas compitiendo para llamar la atención por medio de bocinas mal calibradas y música sintética de mal gusto.
No es que el organillo ofreciera un sonido más autentico, de hecho son los antecesores del sonido artificial. No se necesita un talento especial para ser organillero, solo aceptar la certeza de que nunca serás rico. En una ciudad donde cada negocio cree que un altoparlante a todo volumen, con letras obscenas y una bocina acartonada, son una manera sutil de atraer clientes. El sonido generado por viento pasando a través de algunos tubos de bronce jamás competirá.
Desaparecieron en el ruido discretamente, nadie notó su ausencia hasta que el daño estaba hecho. Ahora el México antiguo estaba de moda, y la gente quería un cómodo silencio en sus calles1 aderezado con el discreto sonido de un organillo. Pero no había quien lo tocara…
Así que creamos un robot organillero, una máquina tan inteligente como para entender el valor de la tradición que trataba de preservar y también giraba la manivela.
Los organillos volvieron a sonar.
El robot los hacia trabajar, tocaban melodías clasicas y tonos modernos. Todo artificial, mecánico, sin pasión, sin interés, sin un hombre en uniforme caqui con riesgo de perder su fuente de ingresos. -La vida no tiene sentido.- Pensó el robot. -¡Estúpidos humanos! Destruyeron una tradición y crearon una máquina innecesaria para mantenerla viva. Vida artificial para la tradición.-
Aquel domingo decidió que nos mataría a todos.
Aquella moda pasó y el robot fue desechado. Nunca cumplió su cometido, limitado a ser una mente unida a un motor que giraba la manivela. Fue incapaz de controlar su situación. Al igual que los organilleros originales2.

1 Espero que eso sea pronto.
2 No es que el robot no fuera un asesino, si hubiera podido nos habría matado a todos o al menos lo hubiera intentado.
Me da pena que el robot no pudiese cumplir su sueño pero a la vez me alegro de que no nos matase a todos.
¡Aaaah maldita empatía! ¡El drama humano en todo su esplendor!
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Veamos si la trompeta asesina tiene mejor suerte.
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Habría sido un gran favor para la civilización que el robot tomase la justicia por sus propias manos (o por sus propios circuitos).
¡Me ha gustado tu cuento!
Saludos.
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Dificultades de ser solo una manivela.
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Ojalá el robot hubiese podido hace justicia para los organilleros caídos, pero siempre dicen que «la intención es lo que cuenta».
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No siempre se puede.
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Me ha encantado la primera frase, parece un micro relato y eso que odio bastante los micro relatos.
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La primera frase salio del diccionario.
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¿Qué lleva el organillero de la foto en las bolsas de plástico?
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Su almuerzo y un cambio de ropa.
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Qué desilusión
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Ojalá más organilleros por el mundo. Robots o no, asesinos o no, que total…
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El problema no es la cantidad de organilleros, es que hay demasiado ruido en todas partes.
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