Se rompió el engranaje.
Incendiario aprovechó para poner su cara en el piso y llorar, Viola Perros se ha sentado enfrente de la puerta a esperar el repuesto, Mata Niños sigue caminando en círculos impulsando un engranaje que solo vive en su imaginación, yo me limito a ver el reloj que me recuerda que estoy en cadena perpetua.
Pasan los días y nadie viene, lo que nos sobra es tiempo, condenados que trabajamos como fuente renovable de energía para la ciudad impulsando con nuestras piernas este engranaje que conectado a los miles de mecanismos de la penitenciaria producen la electricidad necesaria para el progreso de la ciudad.
Ha pasado un año, cada semana escuchamos la grabación diciendo nuestros crímenes, reafirmando que ya no tenemos un nombre solo un titulo basado en nuestra falta, hoy me ha felicitado por mis sesenta mil cuatrocientos dos años de cadena perpetua.
Viola =erros ha empujado la puerta y esta se ha abierto inmediatamente, Incendiario ha levantado la cara y mira la entrada de la celda con la boca abierta. Hemos salido a ver que sucede, si los guardias nos atrapan nos regresarán a la celda, tal vez así finalmente traigan el repuesto, a fin de cuentas, no pueden matarnos. Mata Niños intentó suicidarse un par de veces, encontró la manera de decapitarse con el engranaje, pero a las semanas ya tenía una nueva cabeza, aunque algo más tonta cada vez.
Caminamos por el pasillo donde podemos ver las otras celdas, adentro otras cuadrillas de criminales impulsan sus respectivos engranajes sin si quiera notar nuestra presencia, recorremos los laberinticos pasillos sin encontrar guardias hasta llegar a la entrada, supongo que es la entrada.
El botón rojo activa la puerta que chirriante se abre lentamente, somos tan irrelevantes que nos hemos fugado de cadena perpetua sin ninguna dificultad, afuera parece que no hay nada hasta donde alcanza la vista no hay nada mas que planicies solitarias, comenzamos a caminar siguiendo los cables que salen de la prisión. Cuando cae la noche podemos ver la ciudad, visualizamos la cúpula de luz artificial que oculta a las mismísimas estrellas. Seguimos caminando, no tenemos ningún plan para reintegrarnos a la sociedad, apenas si recordamos como hablar, pero vemos las luces y eso basta para nosotros.
La ciudad nos encandila, anuncios luminosos, alumbrado público, cada ventana y cada puerta emitiendo una luz de un color característico decorando la ciudad, vemos los trenes moverse a gran velocidad y las fuentes jugar con chorros rítmicos de agua. Parece increíble que a unos días de viaje a pie hombres impulsando engranajes produzcan toda la energía necesaria.
Pero falta algo: La ciudad está vacía.