[S.M.C.A. ] Porno paquidérmico

Marcos era un científico loco, de la clase caricaturesca que insiste en no estar loco mientras colecciona cerebros mutados en una torre tétrica. No así, su aplicación del método científico era digna de admiración.  Su búsqueda por resolver la crisis alimentaria lo había llevado a mutar diversos animales con la intención de obtener la mayor cantidad de carne con los mínimos costos de crianza y alimentación.

Carne que no requiriera el triple de su peso en forraje antes de estar lista para ser enviada al matadero, carne sabrosa y llena de nutrientes que pueda aparecer en cualquier supermercado, tienda de comestibles o cargamento de ayuda humanitaria.

Al principio intentó con las reses pero su comportamiento bovino encauzado a sufrir estrés, dificultaba la crianza orientada a la máxima producción de carne. Los humanos eran una opción, era fácilmente engordadles y se les podía mantener en un sedentarismo total sin causarles daños físicos que afectaran su sabor, pero eso sería de mal gusto y la asociación internacional de científicos podría retirarle los fondos.

Algo que el S.M.C.A. (Sindicato Maligno de Científicos Aberrantes) nunca le dice a los jóvenes universitarios es, que si pretendes unirte más te vale ser rico de abolengo porque de otra manera irás a la cárcel. Muchos malvados genios han optado por brindar sus servicios a gobiernos o terroristas internacionales puesto que el sindicato nunca les ofrece ayuda.

Marcos ya había optado por un primo lejano del humano; el elefante. En los obscuros recovecos subterráneos de las montañas cercanas a su torre. Jaulas llenas de elefantes con obesidad mórbida eran obligados a llevar el coito. Las capas de carne y grasa de centenares de toneladas eran incapaces de moverse por ellas mismas. Se necesitaban varias grúas para poner a dos elefantes en la misma jaula.  Además a los elefantes no les atraen los congéneres gordos. Todo eso anudado a la dificultad para identificar el sexo de un mamífero cuando se trata de una bola de carne amorfa.

La única manera de motivar a los animales era transmitiéndoles porno de elefantes. Películas eróticas para paquidermos con la intención de preparar psicológicamente a las bestias para una inseminación asistida.

Marcos no se preocupaba resolvería el problema de la reproducción costosa dentro de algunas generaciones de bolitas de carne.

Nota del cerdo: Los elefantes estaban tan gordos porque no defecaban nada, NADA.
Nota del cerdo: Los elefantes estaban tan gordos porque no defecaban nada, NADA.