Sobre humildad e ingeniería

Tenía planeado publicar el día de hoy un relato de fantasía épica donde un bravo líder militar era expulsado del campamento por clavar su cuchillo en un mapa. Tenía sentido porque en los viejos tiempos, los mapas eran hechos a mano, tardaban meses en crearse, solían ser muy costosos y no había más que uno en todo el campamento. Obviamente clavar un cuchillo en el mapa para dar énfasis en tu estrategia es una terrible idea.

En lugar de eso, hoy quiero hablarles sobre algunas lecciones de humildad que me ha dejado la carrera de ingeniería.  Creo que hay pocas cosas más altivas que un estudiante de primer grado de cualquier ingeniería. Y si el joven supiera por qué sus maestros y compañeros de decimo le dirigen esa mirada creo que recapacitaría. Cuatro años de carrera y dos de ejercer han hecho más por mi actitud que todos los sermones de mi madre, y tal vez sea momento de compartirles algo al respecto.

El titulo es solo para el curricular.

¿Alguna vez has conocido a alguien que necesita que lo llamen licenciado, doctor, abogado, maestro o ingeniero? Lo pone en sus redes sociales, sufre un tic nervioso si alguien olvida el titulo y siempre menciona su profesión y alma mater cuando lo presentan. Hay una realidad, si dudas de algo lo repites hasta que se hace una verdad popular.

Algo que aprendí en mi primer año ejerciendo es que poner titulo en currículo te ayuda a conseguir un mejor puesto, pero si lo dices en un taller lleno de expertos ellos van a esperar que TU sepas más que ellos. ¿Te crees un experto un turbinas? Allá hay un técnico naval con la pura secundaria que lleva de veinte años trabajando en altamar. No lo vas a impresionar.  No estoy diciendo que te avergüences de tu educación, solo trato de inculcar algo de discreción profesional. Por otro lado si el mismo técnico tiene problemas con el modelo nuevo de válvula, tu se los resuelves en 4 minutos y nuestro experto amigo te dice: –Se nota que joven si aprendió en la escuela.– Créeme impresionaste a muchos.

No sé. Déjame investigar.

Hay un chiste entre los abogados que dice: Si alguien te pregunta algo sobre  lo que tú no sepas absolutamente nada; Le pides $1500 de anticipo y que vuelva mañana por la tarde.  Por más que queramos hacerte creer que lo sabemos todo (es para poder cobrar lo que cobramos.) Yo aprendí por la malas que es más importante tener un buen proceso para resolver problemas que dar una respuesta inmediata fingiendo sabiduría.  Siempre hay un método correcto para resolver todo. Es simple cuestión de conocer los datos adecuados y todo saldrá bien. ¿Te faltan datos? Investiga. ¿Se trata de información confidencial a la que no te van a dar acceso? ¡Que te firmen una responsiva! Al final lo importante no es saber todo, solo pensar en todo antes de actuar.

Los detalles son importantes.

Los que se quejan de leer un libro de 500 páginas para poder hacer su tarea. Jamás han realizado un balance de materia. No se trata de un trabajo especialmente difícil: En realidad solo se trata de cuantificar todas las entradas y salidas de material que pueda tener un proceso industrial. La cuestión es la longitud del proceso en sí. Puede tratarse de mezclar y colar ó puedes  tener 75 pasos que incluyan destilaciones, reactores químicos, molinos, catalizadores y perdidas ambientales.  En los tiempos modernos puedes utilizar una hoja de cálculo y San seacabó. En una ocasión para un examen hicimos un proceso de 30 pasos y necesitamos pliegos de papel imprenta para ponerlo todo en un sitio. Lo bonito de la historia es que en el segundo paso me equivoqué en balance de materia y todo estaba mal. ¡Una suma diminuta! Lo importante es cuidar esos pequeños detalles que pueden costarte un proceso completo.

No estoy seguro de por qué les comparto esto. Tal vez solo quería contárselo a alguien. Lo que si se; es que aunque en el fondo de mi alma siempre tendré un escritor loco, también hay un ingeniero que aprendió algunas cosas y evita que nos muramos de hambre. ¿Ustedes que han aprendido en sus carreras?

6 comentarios en “Sobre humildad e ingeniería

  1. Nunca había visto la expresión «y San seacabó» escrita.
    Tienes razón en la experiencia. En el caso de la arqueología puedes haber sacado 10 en tu clase de excavación pero el don de primaria trunca que lleva 15 años de chalan hará una retícula más rápido que tú y su pozo de sondeo estará bien derechito.

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  2. Me da un poco de flojera y tu post me confirma por qué haber sido ingeniera (aunque mis padres querían que lo fuera porque «siempre fui muy buena en mate») hubiese sido la tontería más grande de mi vida. Yo no tengo carrera (he sido barista, soporte técnico de IT, programadora multimedia, modeladora digital 3D y ahora soy intérprete telefónico) y no he aprendido nada. Quizás deba hacer un post sobre lo que he aprendido de saltar de trabajo en trabajo (y de área del conocimiento en área del conocimiento) cada que se puede.

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    • También aprendí cosas interesantes como: Nunca intentes evaporar cloro, La sal de grano se vuelve explosiva con el litio de las baterías de celular, Los detectores de humo contienen material radiactivo, no hay que mezclar leche de magnesia con yogurth y siempre confía en el olor a fuga de gas.

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  3. En mi caso tmb soy ingeniero, pero electricista y creo que la frase que resume mi experiencia es: «Nada es tan fácil como piensa uno, pero tampoco resulta tan difícil cuando lo ejecutas», quiero decir que muchas veces algo se ve muy complejo pero a medida q te adentras en el tema se aclara todo. Aunque claro siempre puede salir todo mal al final!

    Sls!

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